Enamorame


Hay un canto, que me tomaré la osadía de llamar himno, llamado “Enamorame” del Salmista Abel Zabala. Se que muchos ya lo han escuchado e incluso cantado, tal vez, hasta en un servicio junto a la congregación han interpretado este coro y se han dejado tocar por el Espiritu Santo. La primera en mostrarmelo fervientemente fué mi esposa. Me insistía en colocarlo en casa, lo repitió tantas veces que pude memorizar las frases facilmente. En ese momento comencé a reflexionar sobre lo profundo de la letra, y es hasta ahorita que me siento a desmenuzarlo.

La letra comienza con un ofrecimiento “Quiero entregarte mis sueños”. ¿Cuantos de nosotros realmente quieren entregarle los sueños a Dios? Es decir, cada cosa que anhela tu corazón, esos sueños que te planteaste en tu niñez o adolescencia, o que incluso aún te planteas, van a pasar a ser propiedad de Dios. TODO, absolutamente cada cosa que quisiste hacer o lograr.

Después de entregarle nuestros sueños le decimos “tu voluntad haz en ellos” y ya por la biblia sabemos como es su voluntad “Rom 12:2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” y es que “me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.” Sal 40:8

Esto es lo nos puede llevar a hacer una verdadera “Oración de Fé”, esa que hacemos todos al conocer a Cristo y al dejarlo “entrar en nuestro corazón”. “Apocalipsis 3:20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.” Esa oración podemos resumirla en “mi corazon te lo entrego” y demostrando nuestra necesidad de Él “Enamorame de ti”… Que profunda puede llegar a ser una canción.

Hab 2:1 “Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes; estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo.” Estar alerta, pendiente y así cantarémos con propiedad “Quiero aprender a escucharte”. Dios siempre habla a través de situaciones o través de nuestros propios hermanos, debemos estar con los “oidos espirituales” bien abiertos.

Quienes ya conocemos el amor terrenal a través de una esposa, o un hijo, podremos entender que para amar a Dios hay que conocerle en intimidad con su palabra. Él mismo nos enseña como es el amor. 1Co 13:4-8 «El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.” Es completo el amor y por eso se canta con deleite “Quiero saber que es amarte”

“De tu verdad yo saciarme” Jua 17:17 “Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.” o con un versiculo más conocido para apoyar esa frase del himno “Jua 14:6 –Yo soy el camino, la verdad y la vida…” llena como rios de agua viva (Jua 7:38) “enamorame de ti Señor”

Desde hace algunas semanas he escuchado a diferentes predicadores hablar sobre la presencia de Dios, y que solo puede buscarse a solas, en intimidad. “Nuestra vida pública como Cristianos es un reflejo de la intimidad que tenemos con Él”. Es su Santo Espíritu el que nos sacia de su presencia y nos llena de paz, en esa intimidad podemos creer y anhelar casi gritando “Que tu presencia me inunde” y nos llene de tu unción.

Señor “haz de mi un odre nuevo”. Resumiré explicando que un odre es un recipiente cerrado hecho de cuero de chivo, cabra o cabrito, donde se guarda agua o vino. El vino al fermentar se dilata y produce gases; el odre nuevo es capaz de estirarse y no reventar con el vino fermentado; sin embargo, si el odre es viejo, ya ha sido estirado por un vino, posiblemente este duro e inflexible por lo que al echar vino nuevo, se rompa durante la fermentación. Así que como odres nuevos podemos experimentar la grandeza del Espíritu de Dios y que mientras El crezca en nosotros, nosotros creceremos en Él.

Este himno hace dos peticiones seguidas, “cambiame, renuevame”. «1Sa 10:6 Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona.» Para obtener un cambio, una renovación de Dios, debemos tener la presencia del Espíritu, y es que sabiendo esto podremos entender lo que el Apostol Pablo escribió “»Co 6:17 Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.” Enamorame de ti. Amén.

Les dejo el video que hablé al principio para que disfruten de esta versión en vivo.

«2Co 13:14 Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.»

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